
Me despierto con la sensación de ser algo muy pequeñito, a medida que va pasando el día yo crezco a compás de las horas hasta que algo es interrumpido - como la magia del sueño cuando suena el despertador - y en un momento me vuelvo a hacer muy pequeña, tan pequeña que me da miedo abrir los ojos porque tengo la sensación de que algo de ahí fuera me va a hacer daño y... ahí está.
Es abrir los ojos a la realidad y siempre un motivo por el que dejar de sonreir aunque sea solo por un instante pero ya me he enpequeñecido una vez más....
Llegando a la conclusión de que en verdad no soy nada grande, sino que soy muy muy pequeña.
El día que consiga abrir los ojos y mantener la sonrisa firme creceré de manera jamás vista, me haré muy grande, tan grande como cuando de pequeños veiamos nuestras sombras en el suelo y flipabamos de lo grandes que podiamos llegar a ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario