Siempre que nos enfrentamos a una situación que no nos termina de ilusionar, ya bien por experiencia del pasado, por miedo o simplemente por protección, siempre siempre permanece en nuetra mente esa minima posibilidad de que todo acabe mal y que ello conlleve a un sufrimiento.
Esa mínima posiblidad por mínima que sea, si sucede destroza como si se tratase de algo enorme, algo gigante.
Ese dolor se perpetua en nuestro interior directa o indirectamente hasta que nos encontramos ante otra nueva experiencia en la que vuelve a aparecer esa mínima posibilidad.
Entiendo el hecho de actuar en torno a esa posibilidad, pero entiendo tambien que no podemos quedarnos replegados en ella, porque simplemente no avanzamos, no dejamos que el tiempo actúe, ni que llegue el futuro... nos entrometemos en un aspecto que creemos que podemos dominar y que en el fondo no se puede.
Por eso creo que hay momentos en los que es mejor dejar que esa posibilidad actúe, o no en el futuro, pero sin dejar de vivir muchas de las cosas que podemos vivir y no vivimos por miedo a lo que alomejor no aparece jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario